lunes, julio 26, 2010

La otra Historia....
Hay un Perú oficial y otro real. La brecha aún persiste. Los abismos de uno y otro todavía siguen produciendo vértigo. La sierra es arísca por naturaleza. La historia peruana nos recuerda que ese siempre fue su más arraigada condición. CHUSCHI no hubiera existido para el Perú oficial, para los banquetes del Club Nacional, para las rotativas de los tabloides limeño, para los prefectos, para los alcaldes, para los urbanos de a pie, para los enchalinados de la Bohemia Limeña, en fin: para los cobardones banqueros, si una pandilla de fanáticos criminales no hubiese quemado las ANFORAS en las elecciones "democráticas" de 1980. ¿Dónde dientres queda ese lugar?, ¿en Marte?, según dan cuenta era un remoto pueblo Peruano empobrecido y de población casi subsistiendo de migajas: una parte del Perú tristemente olvidado por el estado que, curiosamente, en tiempos de la Colonia "fue la sede gubernamental de siete comunidades" (Parentesco Andino y reciprocidad/Isbell, Billie Jean/IEP).

De la experiencia de CHUSCHI a la fecha la cosa no ha cambiado mucho, por más que nos quieran vender gato por liebre con eso de la buena economía, con eso de que tenemos plata de sobra para obsequiarnos a manos llenas, con las buenas estadísticas del consumo del Peruano promedio y todo el bla bla de país modelo, porque el letargo del estado y todo lo que su ocioso aparato representa ya viene lindando con lo asesino; no de otro modo se explica por ejemplo que la población más indefensa del Perú (los niños de la sierra) mueran de frío en un país que dice tener una de las mejores economías de la región ; y mueren no por el clima (mil veces maldito) sino por la inoperancia estatal que es incapaz de preveer y , lo que es peor, de reaccionar.

¿Cuánto CHUSCHI más nos faltará conocer? ¿qué porción del germen de violencia histórica le tocará a las generaciones futuras ?. Cada día me convenzo más que a éste país en algún momento de su historia pasada lo que le faltó fue la Guillotina y más corregidores Arriaga colgados de una soga.