domingo, octubre 11, 2009

Blufferías

Las buenas historias, el insufrible poeta Diego Otero, y un españolete de por medio....


Las buenas historias terminan por reconfortarnos aún cuando el trayecto de la misma haya sido una larga faena. Dicen que el hombre desde que es hombre cuenta historias ya sea en forma oral o a través de la palabra escrita. Principio y final. Julio César en sus cuarteles de invierno empezó a dictar la historia de sus hazañas en la guerra de las Galias titulando a estas como "los comentarios Galos". Nosotros mismos estamos llenos de tantas historias: buenas, malas, o estúpidas. ¿A qué viene todo esto?, a dos hechos puntuales: en primer lugar a la lectura de la novela "el lugar" de Mario Levrero que acabo de terminarla gracias a mi renuente insomnio, para pasar luego a su otra novela: "la ciudad", y luego "París" la trilogía involuntaria de este gran escritor uruguayo que resultó todo una grata sorpresa. Por otro lado está también el artículo del Domingo aparecido en el Diario el Comercio en el que, el siempre esperpéntico poeta Diego Otero, echa flores al escritor español Agustín Fernández Mallo a quien Otero en el más preclaro ejemplo de lo huachafo que podemos resultar los Peruanos lo llama "El escritor como DJ", y suelta una andanada de impresiones insufribles que lo único que certifica es lo mal que anda el panorama literario mundial con escritores que, en pose vanguardista, te venden literatura como si de comida congelada se tratase. El primero (Levrero) te cuenta una historia de principio a fin; el segundo transita la nadería ociosa que lo pone más cerca del ceboso bluff marketero que del nervio vital de un verdadero escritor. A estas alturas los libros malos (y los columnistas malos también) ya no necesitan ser enviados a la hoguera, el propio "olvido" terminará por pulverizarlos.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal