viernes, abril 04, 2008

Lester Bangs: a 26 años de su muerte

Aunque en ello se me vaya la vida.... No tengo ni idea del tipo de escritor que soy, pero la gente me lee, y eso está bien.....

Legado Rockero..
Escribe "El indio"
Dicen que no podía escribir otra cosa que no fuese Rockanroll. El tipo estaba enfermo. Las 24 horas del día vivía ocupado como monje de claustro en aquello que para él constituía su única religión: el Rock. Pensaba en Rock. Soñaban con el Rock. Comía Rock. Defecaba Rock. Escribir Defecar es de muy mal gusto. Diría: todo el día hablaba y escribía sobre Rock. Era difícil frenar una pasión casi paranoica como la suya. Pasión que provocó que un día su mujer lo dejara, luego del cual los sucios gatos le orinaron en una noche en la que precisamente no había luna llena, y estaba más sólo que un hongo. Fue el escritor más beligerante que ha tenido la industria del rock y que haya cobijado revista alguna. La Rolling Stone lo despidió. Despidió suena aquí muy formal tratándose de Lester. La Rolling Stone lo “botó”. Y esa ruindad lo llevó a refugiarse en la revista Creem. Los malvados dicen que Hunter Thompson le plagió su estilo, eso del periodismo gonzo. Yo no les creo ni un ápice a esos malvados. Son los rencorosos de siempre. Los envidiosos de siempre. Los con-che-su-ma-dres de siempre. Pero sí le creo -por ejemplo- a Jann Wenner (director en el 73 de la Rolling Stone) cuando declaró que había desembarcado al crítico de su staff por ser muy: “irrespetuosos con los músicos”. Ningún músico lo quería. El desde su habitual columna anunciaba la muerte del Rocknroll como los evangelistas anuncian el fin del mundo. Hasta que apareció el punk. Le salvó la vida. Le salvaron la vida. Extraña amistad con Joe Strummer y viajes siderales en anfetas. Su vida tenía fuerza. Era motor. Era un búfalo. Un día declaró que no le gustaba que le encasillen como crítico de rock, pues él también escribía poesía, cuentos, cartas de amor, y sobre todo: amenazas de muerte a los críticos de jazz blanco con el seudónimo: "La Mau Maus de East Harlem", y una vez al año escribía su propio obituario: Billy The Kid murió y Búfalo Bill también. El sepulturero de ambos fue Lester Bangs quien dejó el mundo de los vivos en 1982. Y cosa curiosa, a su temprana muerte: músicos, rockers, y toda la fauna anónima de ofendidos a quienes atacó sin piedad, le rindieron homenaje.

jueves, abril 03, 2008

Spaghetti Western: Ennio Morricone (2)

Por un puñado de dólares/A fistful of dollars/.

Música para inmortales: Ennio Morricone (1)

Ennio Morricone ha compuesto nuestro propio soundtrack, nunca se lo hemos pedido, es verdad, pero lo ha hecho adrede aunque pensando en aquellos inmortales que sobrevivirán cualquier destrucción y amago de olvido (Por un puñado de dólares/ érase una vez el oeste/ La misión, etc, etc). Yo lo descubrí en una lejana, pero muy lejana navidad, y como aquellos personajes de Charles Dickens supe que nada se termina para siempre, que todo perdura, que apenas nos reciclamos y volvemos a respirar. Desde ahí mi devoción hacia Ennio, como la de muchos, es eterna.

Dios existe: John Cale (2)

"Venus in furs".

Dios existe: John Cale (1)

Severino, Severino, te espera allí. Podría dormir mil años. Un millar de sueños que me despertarían (Venus in furs).

miércoles, abril 02, 2008

Un flato local y otras moléculas de afuera...

1)Hoy muy temprano (7:30 am) un cliente que reside en el extranjero me citó en el Starbucks Café. Ahí nos esperaría un amigo suyo que le propondría un negocio (y un sueño de billetes). Los Cafés del Starbucks no me van, eso de servir el café en un vaso de plástico es una porquería. Pero que se le hace, el susodicho manda (y paga el desayuno). Sin embargo grande fue mi sorpresa al encontrar allí unos stancitos de la Universidad San Martín de Porres que nos invita a leer los libros ahí colocados, en su mayoría libros peruanos e interesantes como aquellas cartas que se escribieran Valdelomar y otro fulanito que no recuerdo. Mierda me dije, que buena iniciativa, que buena estrategia para desasnarnos: acercar el libro al público y volverlo casi como herramienta corriente, experiencia que dió muy buenos resultados en ciudades como Bogotá. No entendí ni madres lo que esos dos galifardos concluyeron, pero salí de esa cafetería algo contento.

2)Siempre es bueno una dosis de farandulería. Leo en la noticias matutinas del espectáculo que hay un video triple x. Se trata de un trío orgiástico (sí, trío, léalo bien) entre la cantante colombiana Shakira, su novio-mantenido de la Rua, y el petiso Alejandro Sanz, los tres en pleno acto sexual donde la crucificada es la cantante. Dicen que el video es al rojo vivo, "porno puro y brutal" lo llamaron algunos, y el único que ha podido disfrutarlo es un Fiscal, quien lo tiene en custodia bajo cuatro llaves. Esa huevadita de: hacer el amor y no la guerra a estos sí se les pegó muy bien, no contaban nomás que estaban rodeados de buitres y vouyerista carretones.


3)O
tra dosis más: la siempre reina del pop Madonna (como ella no hay dos, ¿quién no le ha dedicado sendos polvos onanistas?, ¿quién no la ama?), asegura haber sido la lorna en su escuela porque ella no era ni jipi ni ruda. Y como no era ni jipi ni ruda pasó a ser la "rarita" del salón, máxime si estaba interesada en la música clásica y el ballet. Creo que a nuestra querida Madonna eso de la menospausia ya le viene agarrando carne, maldita vejez.

lunes, marzo 31, 2008

Despidiendo Marzo con Mario Levrero...

Se va Marzo, el mes más cálido, pero el sol aún resiste. Se va Marzo y con ello un año más de haber disfrutando del mar. Pienso en esto mientras el domingo estoy de regreso de la playa con mi esposa. Hay una satisfacción -como pocas veces- que me irradia, son esos estados espirituosos donde a uno le sale naturalmente decir frases como esta: carajo, valió la pena. Y valió la pena haber regresado el Jueves pasado a la Librería "El Virrey" para adquirir una novelita de apenas 120 páginas, titulada "dejen todo en mis manos", del uruguayo Mario Levrero. Tengo una pila de novelas pendientes de lectura, unas adquiridas desde el año pasado que aún esperan su lectura total, otras que se quedaron a medio camino, y otras tantas que me resultaron jodidamente aburridas. Pero esta novelita de Levrero superó a las demás. Ni bien inicié su lectura me dí cuenta que esta era especialmente adictiva, una especie de imán que me mantuvo ocupado hasta el día de hoy en el taxi, siendo la única cura para no sufrir (como antes) del horroroso embotellamiento de autos en lo que se ha convertido Lima en los últimos días. Gracias Señor Levrero, Dios lo tenga en su reino, y si ese puto sitio no existe, usted ya está en el mío.