viernes, noviembre 16, 2007

Sigue el especial: Serge Gainsbourg y Jane Birkin, y la encendida "Je t'aime... moi non plus"

martes, noviembre 13, 2007

Serge Gainsbourg y Jane Birkin..."Histoire de melody nelson"..una historia de orgasmos...

Serge Gainsbourg. Un hijo de puta de aquellos. De los buenos, de los grandes hijos de su madre. Feo como ningún otro sacó a la luz "Historie de Melody Nelson" y fue el disco que le encaramó al estrellato y encabritó la envidía de muchos machos. El ingrediente era particular: el acompañamiento en la voz de la riquísima Jane Birkin. Todos la querían tener y todos se preguntaban ¿porqué este feo tenía tanta suerte con esta belleza suprema?. Jane en el zagüán recibiéndonos con lúces y música, Jane traviesa enredada entre las blanquísima sábanas, Jane jovensísima leyendo a Henry Miller y masturbándose, Jane: canta susurrando al oído casi en un emocionante orgasmo continuo.
Mi relación con éste disco empezó hace mucho. Leí de el en una entrevista que le hicieron a Serge G. en la revista española Rock de Luxe, y de ahí la búsqueda del album fue incesante. Un buen día lo conseguí y todo lo que decían esas revistuchas era cierto.
Pero más cierto aún era lo que el propio músico había declarado, dice: " La gente se escandalizó porque decían que habíamos hecho el amor en directo en el estudio —comentó Gainsbourg—. Pero es mentira. Si lo hubiéramos hecho, no habría salido un single de cuatro minutos, sino todo un elepé".

Serge Gainsbourg...y "Melody"...

La ciudad de "Caral", Borges y "las ruinas circulares"

Los antiguos peruanos datan de hace 5,000 mil años de existencia, tan igual y contemporánea como la China, Mesopotamia, la India, y Egipto. Es la civilización más antigua de toda América y es Caral[1] su primera ciudad. Hace 5,000 mil años los antiguos peruanos organizaron un estado e hicieron pirámides, plazoletas, anfiteatros circulares, tocaban flauta traversa (fabricados de huesos de camélidos, venados, pelícanos o cóndores), y construían altares sagrados para rendir culto a sus dioses, como el fuego. Ese fuego que era interrogante e incognita perpetua. Metros más allá estaba el mar, la inmensa fuente de vida de la que se sirvieron como pescadores. Caral es la historia que Jorge Luis Borges alguna vez nos contó. Es el dato en clave que el maese guardaba en su infinita Biblioteca de Babel, ahí donde alguna vez pretendió reunir todos los libros del universo. El viejo argos nunca conoció Caral ni supo de su existencia, pero sin embargo sin querer la imaginó en “las ruinas circulares”, helo aquí:
(..)Ese múltiple dios le reveló que su nombre terrenal era fuego, que en ese templo circular (y en otros iguales) le habían rendido sacrificios y culto, y que mágicamente animaría al fantasma soñado, de suerte que todas las criaturas, excepto el fuego mismo y el soñador, lo pensaran un hombre en carne y hueso. Le ordenó que una vez instruido en los ritos, lo enviaría al otro templo despedazado cuyas pirámides persisten aguas abajo.
(...)Le hablaron de un hombre mágico en un templo del norte, capaz de hollar el fuego y no quemarse. El mago recordó brúscamente las palabras del dios. Recordó que de todas las criaturas que componen el orbe, el fuego era la única que sabía que su hijo era un fantasma.


[1] En 1997 una noticia sorprendería al mundo, el descubrimiento de Caral (ciudad ubicada al norte de Lima), la ciudad más antigua de América y cuya existencia data de cinco mil años de antigüedad. La historia de América se revolucionó. Caral se situaba así como una civilización tan antigua y contemporánea como las culturas originarias de Egipto, la India, y China. A su estructura organizativa y su comercio, principalmente agrícola y la pesca, se agregaba un ingrediente adicional que sigue aún siendo un misterio: la paz en que vivían, pues hasta ahora no han encontrado restos ni vestigios de armas de defensa.

lunes, noviembre 12, 2007

Konstantino Kavafis y la "ciudad" que siempre es nuestra....

Nadie como tu ciudad para conocerte, que al igual que tu madre, es tu mejor confesor. En ese sentido hay un poema que me gusta de Kavafis (Alejandría-Egipto), se llama "La ciudad" (Poemas Canónicos/ Edic. Argos). Es un poema para ciudades como Lima y sus habitantes más conspicuos y disparatados, seres carcomidos por el tiempo; extendiéndose incluso para todos aquellos argonautas que alguna vez salieron de Lima en busca del vellocinio de oro, pero siempre vuelven a esta inmunda ciudad por el eco pútrido de esa cosa llamada "nostalgia". Es un poema digo, que permite contaminarnos menos, y conocernos mejor, y saber que tarde o temprano esta ciudad , tú ciudad: será tu sepulturero y te enterrará. Helo aquí:
LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá.
Vagarás por las mismas calles.
Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad.
Para otro lugar -no esperes-no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.