viernes, septiembre 29, 2006

PROSAS SIN PATRIA


Era flaco, solitario, y fumaba como chino en quiebra, así era el Julio Ramón Ribeyro. Uno de tanto en tanto siempre regresa a poner el ojo en sus cuentos para quererlo más. Para dicha de muchos (y de este escriba, claro está)este año la editorial española Seix Barral ha puesto en circulación la que fuera su mas peculiar obra “prosas apátridas” cuyo contenido transita por los aforismos, pequeños ensayos filosóficos, y a veces funge de diario. En lo que a mí respecta me estoy deleitado con estas prosas (textos que, según el mismo Julio, no tienen patria literaria y que no encontraban sitio entre sus obras publicadas) cuya composición anárquica hace que uno esté en un Taxi, en un Café o donde mierda fuere, saque el libro en cuestión, y abra cualquier página sin perder el hilo de su pensamiento. Pongan el ojo en este texto (que no hace sino pintar de cuerpo entero al Julio):
“Una casita de adobe en una playa perdida de la costa peruana, donde pueda vivir en una soledad selectiva –pues recibiría algunas visitas o tendría a veces a un alojado-, tomando sol, nadando un poco, pescando con cordel, meciéndome en una hamaca, mirando el poniente, leyendo cualquier cosa, escuchando música -¡oh, como sonarían los barrocos al lado del agitado pacífico!-, escribiendo sin ningún apremio, ni ambición, ni temor, enterrado, sembrado entre las dunas y el mar. Podría allí vivir en una especie de intemporalidad o de ilusoria eternidad e irme secando como una hoja caída, paulatinamente, sin dolor ni zozobra, hasta no ser más que una arenilla más. Este deseo, supongo, tiene raíces ancestrales, o responde tal vez a impulsiones de la especie, si no se trata mas bien de un mito cultural o reminiscencia literaria. La isla desierta, el lugar recóndito, el rincón ameno, son viejos temas filosóficos y artísticos. Que yo asumo consciente, fervorosamente.”

miércoles, septiembre 27, 2006

VICIOS MAYORES

A España le debemos estas Historietas. El paisaje en la esquina de la Av. Nicolas de Pierola (Ex. Av. Colmena) y la Universidad Villareal era lóbrego. Mugre y smog confluían bajo un mismo cielo. Uno pasaba por esa esquina (desafiante) y no podía evitar el roce con mendigos que te ponían “cara de pocos amigos”. A la fauna se le sumaban chicos vestidos de Punk, ladronzuelos dispuestos a saltar sobre ti al menor descuido, vendedores ambulantes que le hacían la pelea al viento de la reseción económica (de tufo neoliberal), putas viejas y feas que iban de amanecida porque no alcanzaron la cuota. En fin, una esquina mal oliente, húmeda de orine y adornadas de cacas de perro. El escenario era el fiel reflejo de lo que se había convertido “el centro de Lima”, y en general Lima. La Lima señorial, burguesa, modosita y de estilo casi gótico (que describía muy bien en sus cuentos el maestro Luis Loayza) se había esfumado para siempre. Ante mis ojos era una vieja aristócrata en decadencia que resistía al paso de los años, con la caballera sucia y mohosa.

Para felicidad de muchos, por aquel año (1994) y casi al frente de aquella esquina, se ubicaba la Librería “El Caballo Rojo”. Fue ahí donde adquirí por primera vez el primer número de esa serie de historietas llamada “Torpedo 1936”, un hardboiled que cuenta las aventuras y desventuras de un sicario a sueldo ( algo Quijotesco) de origen Italiano llamado “Luca Torelli” y su secuaz “Rascal”. Desde ahí, la historieta de marras, se convirtió en uno de mis principales vicios.

lunes, septiembre 25, 2006

EL TRIBUNO y SU ESTRELLA

Hombre de Derecho. Tiene una lengua hábil, se mueve bien en los Tribunales, su aire de Tribuno hace que muchos le besen la mano y caigan rendido ante su parada de Juez Inglés. Su lengua es capaz de llevarte por la historia mas oscura, aburrida y sacrosanta del Derecho Romano. Para la mediocre clase política de éste país, éste golfi de lengua seductora que derrocha supuesta sabiondez, aparece como una joya en medio del lodazal, casi olvidándose los borricos (la amnesia nacional debería considerarse como un patrimonio de la nación) de su prontuariado político, de su inconsecuencia de niño kinder y de haber echado por tierra esa imagen de hombre de carácter (que fingió tenerla). Hay que decirlo, nuestro más folklórico Tribuno está más cerca de una putilla barrigona de la plaza Manco Cápac, de los aromas de un fletero famélico de la plaza San Martín, que de un político decente (¡¡vieran a la prensa rebuznar diciendo: Usted adecenta la política peruana!!!) . Hace poco, nuestro Tribuno dijo en una entrevista, con ese hablar rápido y criollo, tener una personalidad Anarquista y ensalzaba –muy en el fondo- esa pasión que movía en él el español Durruti. Ven la bajeza, el que ayer servía a la funesta y podrida dictadura del Japonés fungiendo de Ministro conciliador, el que ayer se reunía cual cenicienta en la salita del SIN con ese asesor mafioso que decidía los destinos del país, hoy se declara “Anarquista” y devoto de ese gran hombre que fue Durruti. Tan devaluado deben estar los Libertarios para que éste sarcófago se anuncie como miembro de sus filas.

Mientras escribo esto, hay una frase del gran Pessoa que me viene a la mente "Sólo hay dos formas de tener razón. Una es callarse, la otra contradecirse." En el caso del Tribuno no se calló, pues se encaramó como rapiña al coche del dictador japonés donde sirvió tan vistoso con su cabellera blanca y su pose de paladín de la Justicia; y menos aún se contradijo (¡¡¡los grandes hombres se contradicen!!), lo que hay en él (sintomático, por cierto) es “subirse al coche que más le conviene, el que le mantenga vigente”, ¿acaso antaño nuestro Tribuno no insultaba y entregaba un ramillete de pestes contra Alan García Perez?, y hoy, no sólo es su franelero (sobón las 24 horas del día de Alan García) sino además su esbirro. Como cambian los tiempos ¡¡¡hasta un ladronzuelo del Centro de Lima es mas decente!!!!.

Hoy, nuestro Tribuno anuncia que se quiere ir del Parlamento porque dice no está a su altura y se aburre, y en su delirio senil éste golfi da una serie de nombres de hombres notables que tiempo atrás ocuparon un escaño en el congreso. Todos esos hombres que enlista el Tribuno son olvidables porque nunca hicieron nada. Pero la despedida que anuncia está bien, porque hace mucho que nuestro Tribuno debió irse de la Política Nacional, alquilarse un cuartito en una casa de reposo para los de la tercera edad, comprarse de una vez por todas su mausoleo, o si le queda algún conchito de dignidad: sepultarse de mutuo propio.
No nació para ser Leyenda.


LULÚ CANTABA BOLEROS

Alfonso Kijaduria (escritor Salvadoreño) es autor de una obra intitulada “Lujuria Tropical”, novela que recorre los pasillos interminables de los Boleros que derraman desamor, las intrigas, los habanos, el ron de rigor, el carmín como prueba del delito, pero sobretodo, se avispa, en la lujuria. Este fin de semana como para calentar los días grises de Lima y esperar su verano, me entregué a su lectura y vaya que el resultado es bueno. El Alfonso escribe con una prosa endemoniada y seductora y que a este escriba le gusta por ese agregado de poesía que le imprime a su narración. Pongan el ojo a éste texto (con sabor a lapiz labial) :


"CANTABA. Y A medida que cantaba se convertía en ave, en pájara de vistoso plumaje. Ningunas alas como aquellas. Plumas, las más diversas, tornasoladas, verdes. Plumas del ave del paraíso, plumas de pavo real, de guacamaya y de tucán. Plumas con los colores del paraíso. Plumas de todos los ángeles y arcángeles que conforman el coro de Santa Cecilia.¿Qué decir de su voz? Trascendía el sonido, se trascendía a sí misma. Cantaba con su vagina, cantaba boleros. Cantaba lo blanco y lo negro. Iluminaba. Liberaba con la fuerza barroca de su matriz. Con su órgano poderoso y competente. Cantaba. Cantaba desde su vientre liso, sin vellos, sin indicios de arrugas ni de grasa. Cantaba más allá de la pena. Desnuda. Su vagina irradiaba poder cada vez que cantaba porque viniendo su voz de lo profundo, de lo más hondo. subía a las alturas. Al cielo conducía su voz. Mucho antes de un largo periplo por los más indiscretos callejones del infierno. Con su vagina redonda conducía, abría paso. abría un agujero para escapar del peso del pasado y asumir el presente. El presente sin ayer y sin mañana. Así, no teniendo otro oficio que cantar, cantaba todo el día. Cantaba la canción del Borracho en Primavera. Los boleros de Lecuona. las canciones de Rossini; todos los boleros del mundo los cantaba en su estilo de diosa. de bruja. de pájara.Cómo cantaba Como aún sigue cantando sin edad. sin tiempo. sin arrugas ni canas la siempre eterna: La Eterna. Bella, con la belleza encubierta de exquisita fealdad. idea de extremada belleza. tan conocida y extraña. Tan infame y tan famosa. Dueña de sí, liberadora y bruja mas allá de su sexo. Para eso vino al mundo para mostrar sus evidencias visibles e invisibles, agarrar una soga en el aire, hacer detrásís de cada forma un agujero. Duro trabajo es la libertad. Por eso cantaba. Se transformaba en ave, pájara de lustroso plumaje en la rama más alta. La palabra verde. La Eva multicolor El Ave. El Ave María en pecado concebida. También lo puro es impuro en su pureza Todo es pureza más allá de la impureza. No había lamento en su lamento, de tanto dolor ya no tenia lágrimas. seea estaba su mente después de tanta tempestad. había dado el salto, después del gran intento. No lamentaba la mente. mas bien reía cada vez que cantaba. fuera de sí. como si otro ser. otra presencia: su doble. librara el canto de su acecho Cantaba: el verdadero dolor no produce lágrimas. En ella la vida cantaba. la tierra entera: su vientre prodigioso. su matriz inundada de instrumentos antiguos antiguos: chinchines. carambas. xucuxuc. tamborones. matracas. ocarinas. piedras de río, tablas. cajas, atabales. todo un orquestón madre tocado en do mayor v en presente perpetuo. Cantaba. y los mismos dioses bajaban para oírla. los brujos y los magos. las diferentes estirpes. Porque ella era la diosa. la institución. la emperadora, nuestra mejor embajadora".