viernes, mayo 12, 2006

CUCHILLOS DE MAYO















Pere Gimferrer y Felix Grande.-
Poeta Español y compinche de bravatas Literarias del insano Leopoldo María Panero, pero además dueño de una prosa cautivante y frenética que se enfrenta así misma. Pere Gimferrer es, que duda cabe, uno de los Poetas más importantes de España. En el mismo saco y aunque con mayor recorrido en esto de las tintas poéticas habría que incluir a Félix Grande, un irremediable lunático que dice que los poetas están obligados a no renunciar, digamos a escribir hasta en su lecho de muerte, casi acojudado y con la chata (bacinica de enfermo) a su lado. Va para Ustedes dos pepas.

PEQUEÑO Y TRISTE PETIRROJO (Pere Gimferrer)
Oscar Wilde llevabauna gardenia en el pico.
Color gris, color malva en las piedras y el rostro,
más azul pedernal en los ojos,
más hiedra en las uñas patricias,
ebonita en las ingles de los faunos.
No salgáis al jardín: llueve,
y las patas de los leones arañan la tela metálica del zoo.
Isabel murió, y estaba pálida,una noche como ésta.
Hay orden de llorar sobre el bramido estéril de los acantilados.
Un violín dormirá? Unas camelias?
Y aquel pijama rosa en pie bajo la lluvia.
SÉ INVOLUNTARIA, SÉ FEBRIL (Felix Grande)
Sé involuntaria. Sé febril.
Olvida sobre la cama hasta tu propio nombre.No pidas. No preguntes.
Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.
Resuella, busca, abrasa, gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita ¡Venganza!
Sé una perdida, mi amor, una perdida.
En el amor no existe lo verdadero sin lo irreparable.

















martes, mayo 09, 2006

IMAGENES DE IMPRENTA




"(Paramonga, verano del 94)"

La vida es igual a un viejo escritorio desordenado/ a una Imprenta bajo la Luz Artificial/ Aquí, bajo un cielo que me escupe tu nombre en cada crepúsculo/ te recuerdo/y pienso una vez más que mi vida -la de todos nosotros-huele a papel recién impreso. (Renzo Ortiz. 1994. "En la Doradas Arenas del Fracaso").

Apenas el papel, el cartón, el couché, el maestro del brazo derecho que no tiene mano, nuestro singular “Manco de Lepanto” de las Galeras enfrentándose a los fierros viejos y los rodillos que imprimen parte de nuestra historia. Apenas la tinta y el chibalete y más partes de matrimonio estilo Persa, y más comunicados del Sindicato de Obreros que vuelan en los cielos rojos de una llanura que se agita. Mañana, tarde y noche, la bullanguera máquina de imprenta trabaja, se luce con el tabloide “El Campesino” que es más bien un panfleto difamatorio. Los turnos del maestro y el aprendiz, el viejo marcador de tarjetas de nuestros clones de Pedro Páramo , y la primera foto color sepia de la primera máquina instalada en tiempos en que el hombre hablaba de llegar a la Luna y se publicaba el primer manifiesto feminista. Apenas la radio del taller en clave de Coro gráfico asumiendo su único y más importante papel histórico: Pedro Infante y también La Pastorita Huarasina. Apenas la máquina tipográfica que sumaban 5 y la caja de molde llena de abecedarios estilo árabe y hebreo de belleza metal, plomiza jacarandosa que se baña en kerosene lo mismo que el rodillo, para sacar la mugre le dicen. Apenas la troqueladora, la perforadora, la selladora a vapor que fue vencida. Apenas el flourecente en la mesa de diseño, la trifásica, el mandil plomo del maestro, el reposo del mediodía, la sonrisa y la paciencia de mi Conde de Montecristo. Apenas el jornal y el vaso de cerveza soplándose la espuma y también la pena discreta del aprendiz porque la costa del Perú no es precisamente su callejón de conchucos. Apenas la caja registradora, el sillón giratorio de mi padre, el escritorio plomo y su máquina sumadora que ya es mas bien un equilibrista. Apenas los diplomas que se empolvan en la pared rajada y la Guillotina Alemana que aún da, y aún da, y es mastodonte imponente con esa Cruz sin Cristo a su lado. Apenas tu gráfica de muchachito de 17 años que en documentos fraguados te daban 21 (para poder trabajar, que jodido país). Y ahí esta tu aventura, la “Odisea” épica de un “O”mero sin “H”, de un hombre sin esquina rosada, el surrealismo de las Mil y una Noches de un “Mataburro” o diccionario bien puesto en la mesa de corrección; y el silencio de un escarabajo de oro que se pierde en la encendida imprenta tipográfica.