jueves, abril 06, 2006

"Polvora Negra"......Alberto Hidalgo....


Siempre creí en la virtud histórica del panfleto y en el bisturí fino del Libelista, en el odio como motor creador y en la palabra malidicente que galvaniza venenosas verdades y ahuyenta ánimas seniles. Dicen que la verdadera historia del Perú no se escribió en los libros oficiales sino en Bares y en Club de alterne, digamos también en las viejas imprentas tipográficas e incendiarias, tantas veces allanadas y cerradas, memoriosas galeradas de donde nacía “la verdad subversiva”. En estas elecciones cuando siento que “la mierda me aplasta” recurro, en mi silencio que es casi asesino, a mi “pólvora negra”.....Alberto Hidalgo (Arequipa 1897-1967)

Andrés. A. Cáceres

La desgracia de muchos hombres es no morir con oportunidad....en la guerra lucha con denodada valentía en las principales batallas, en el Gobierno, mata cobardemente a cuanto puede, con el objeto de quedarse como hiena famélica, a solas con su presa: El Erario Nacional (.....)¡¡¡Pobre Cáceres!!! Hay que perdonarlo porque era casi un inconsciente. El quizás hubiera sido bueno si la naturaleza no le hubiera negado lo que tan rotundamente le negó: la inteligencia (.....)¡¡¡¡y quien sabe si bajo las ruedas de los coches y los cascos de los caballos hubiese estado mas contento!!!!"

Nicolás de Pierola

Piérola amaba a la patria no como a la madre o esposa sino como a querida. Y como a querida la ultrajó cuando se hartó de sus caricias (......)¡¡ah, menguado!! Dueño de un espíritu de cómico de zarzuela (....) bufón desdoblado de un político de Aldea. Es curioso lo que pasa con éste hombre. Sabiéndose sus delitos, en vida se le quería; hoy, muerto, se le adora: Casi todo el Perú le admira; seguramente por ser un miserable. Pero la Historia ha puesto ya sobre su lápida esta palabra terrible: ¡¡Infame!!".

Mariano Ignacio Prado

La Máquina con que escribo ha querido detenerse al estampar las letras de este nombre, como si ella, con su alma de acero, le maldijese ante los siglos. El papel mismo se arruga, en espantosa mueca de asco. Los dedos se ponen rígidos negándose casi a obedecer los mandatos del pensamiento. El corazón relincha de furia. El alma se subleva. Pero es necesario sacrificar un instante los pensamiento estos para hacer justicia ya que no al miserable por los menos al nombre del ser que de seguro no lo tiene en la zoología. (....) Mariano Ignacio Prado tiene.....toda la grotesca apariencia de un mal comediante bufo”.


Oscar. R. Benavides

Detengamos al primer miserable que pase por la calle. Digámosle que nos cuente su historia. Si no lo quiere hacer llevémosle a la cantina más próxima. El alcohol le volverá locuaz, amén de sincero. Y entonces nos dirá que de joven para matar el hambre que a él le mataba se metió soldado, que en el cuartel, como sucede algunas veces, aprendió todas las degeneraciones y todos los crímenes....y que cansado ya te tanta corrupción, se dedica hoy a vivir de sus rapiñas. Si a este miserable le preguntamos su nombre, es muy posible que nos diga: OSCAR. R. BENAVIDES

Sánchez Cerro o el Excremento

El sexo atirabuzonado del Marrano penetró en la resignación de aquellas carnes como si perforase una montaña. Eyaculó (......) nueve meses después nació Luis María Sánchez-Cerro. Tal tenía que ser su origen. Engendro de la naturaleza; aborto de la pasión; fruto del espamo robado y no advertido; producto de aberración sexual; injerto de lo irracional y de lo humano; hijo híbrido como la flor; y también como el mulo, resultancia de dos especies distintas, entroncadas, para sarcasmo de la biología, a base de violación y de horror, la vida de Sánchez-Cerro tenía que ser la justificación de su origen (...) Recitador de discursos que otros escriben, Sánchez Cerro es el esfínter por donde se evacua la estupidez de los secretarios.”